Esta piada la escribí hace ya unos tres años. Me emocioné bastante cuando conseguimos acabar la via Camel (V) en la Roca dels Arcs, Vilanova de Meià. Tengo muy buenos recuerdos de esta escalada. foto: roca dels Arcs
Honor y gloria.
He aquí las dos palabras que estuvieron presentes durante más de cinco horas en nuestras mentes. No fueron las únicas que pasearon por nuestras cabezas: miedo, incertidumbre, caída, péndulo, rapel, agua, frío, comida y muchas más que también deambularon por nuestros pensamientos, pero sólo una fue muy importante por su significado y por su valor y la tuvimos muy presente durante toda la escala: ¡castañas de la victoria!
Hoy el C.E.S.B. celebra como cada año la castañada en Vilanova de Meià, con actividades varias el sábado y el domingo. Para esta celebración se suelen reunir más de treinta personas. Algunos, entre ellos yo, sólo subimos a pasar el día.
Practicaremos la escalada deportiva y conoceremos la zona.
Partimos de Sant Boi un poco tarde a causa de los rezagados (rezagado: persona o personaje que le duele mucho, pero mucho tener que madrugar o en su defecto, persona o personaje que no le cambia la pila al despertador. La segunda opción la suele aplicar el rezagado a gente muy crédula).
Nos hemos juntado un buen grupo. Desayunamos en Ponts y continuamos hacia nuestro destino, el día se levanta cubierto con bastantes zonas con niebla.
Sobre las 11:30 h. Aparece ante nosotros el pueblo de Vilanova de Meia con su majestuosa ROCA DELS ARCS como telón de fondo. Cogemos la carretera que se adentra por un estrecho a la derecha de la ROCA DELS ARCS. La zona esta repleta de escaladores deportivos, clásicos y de artifo.
A las 12 h. Ya estamos todos en el arcén de la carretera con todos los bártulos sobre la espalda. Pero un golpe del destino ha hecho que lo que hoy iba a ser un apacible y divertido día de escalada deportiva se haya convertido en toda una aventura.
David, Jordi y yo nos encontramos media hora después ante la base de la Roca dels Arcs y más concretamente al pie de la Via Camel.
Comenzamos el ritual de equiparnos: arnés, casco, hierros variados y por ultimo los pies de gato. Llevamos un par de buenas mochilas a la espalda, tal vez demasiado exageradas, pero todo lo que cargamos creemos que es lo imprescindible.
Por supuesto, el cabeza de cordada es Jordi, el único de los tres con la suficiente experiencia para acometer tal empresa.
El primer largo se sucede por una placa con multitud de fisuras y grietas horizontales, con un ultimo paso antes de la reunión un poquito más técnico, ya que un pequeño resalte de la roca empuja tu cuerpo hacia el vacío.
Hace rato que luce el sol y la temperatura es agradable. Nos reunimos los tres en la primera reunión sobre una gran repisa y comentamos los primeros metros.
Ahora continuamos por la izquierda de un diedro para unos pocos metros más arriba salir a la derecha de este. Al salir me encuentro con tres buriles oxidados, supuestamente la segunda reunión, que Jordi se ha saltado por su terrible aspecto inseguro, así que continuo ascendiendo pero levemente flanqueando por unas lastras afiladas que parecen no querer aguantar mi peso. David va delante de mí. Yo atrás, voy recogiendo el material: expreses y algún friend colocado con la sabiduría que requiere la operación. Llegamos a la segunda reunión, bajo un techo, alli nos espera Jordi.
Estamos en otra repisa, ancha y confortable. Al mirar abajo me doy cuenta de los metros que hemos ascendido, el suelo ya es un vago recuerdo.
Estos dos primeros largos han discurrido por la izquierda de una verruga que aflora de la pared para que unos metros antes de su final nos encaramáramos sobre ella para reunirnos en su parte más alta.
Estamos contentos, las fuerzas al completo y el día nos acompaña.
A la derecha de nuestra vía se encuentra una cordada de deportivos.
Se encuentran haciendo una vía de 6a llamada A DONDE VAS VICENTE. Da miedo ver como progresan por la pared y más todavía sin llevar si quiera casco.
Jordi continua, le deseamos suerte y parte hacia lo incierto, nosotros solo podemos asegurarle. Comienza con un flanqueo a la derecha de la reunión para superar el techo que tenemos ante nosotros, después comienza a ascender y desparece. Al rato nos avisa de reunión y partimos para reunirnos con el.
El flanqueo me coloca ante un abismo vertical. Una vez aquí hay que trepar por una placa vertical pero surcada por muchas grietas, para después flanquear a la izquierda, en dirección a la siguiente reunión. Es en este flanqueo donde peor lo voy a pasar, el solo echo de pensar en un péndulo me bloquea el cuerpo y cada paso que doy se convierte en algo muy inseguro, pero a pesar del miedo y la inseguridad consigo reunirme con mis compañeros.
Comenzamos a estar cansados, sobretodo de brazos. El día parece comenzar a taparse y ha bajado la temperatura. David y yo estamos eufóricos, Jordi se mantiene concentrado, sereno e imperturbable, ahora viene el paso de más grado de toda la vía.
Esta reunión es ya otra cosa, debemos de estar en pie sobre una pequeña repisa, la comodidad ya no esta presente. Jordi recupera todos los hierros y se dispone a partir. Sobre la reunión tenemos el paso más técnico, catalogado en V grado, después de tantos metros no sabremos como reaccionará nuestro cuerpo al cansancio.
Abajo observamos la carretera por donde hace unas horas circulábamos, desde aquí parece un pequeño trazo negro en el fondo del valle.
En nuestras cabezas solo hay una posible salida o escape de la vía y esa es: ¡hacia arriba!
Jordi afronta el paso con decisión, se lanza a por todas y sin más lo supera. En ese justo momento unas leves gotas caen del cielo. Tenemos la sensación de que esta pared quiera forzar nuestra retirada asustándonos con agua.
Jordi ha colocado unos estribos en el paso clave para que nos sirvan de ayuda. David pasa, me toca. Me lanzo hacia arriba, ha dejado de gotear y eso nos tranquiliza bastante. Me encaramo a los estribos y se me hace muy difícil salir de ellos para poder recuperarlos, así que después de varios intentos con resbalón incluido, he de forzar el paso en libre.
Ya estamos bastante cansados y un simple paso de V se multiplica en dificultad a estas alturas. La última reunión es muy cómoda, a partir de aquí ya solo nos espera un paseo hasta arriba.
Llegamos al final de la pared cuando el sol acaba de esconderse tras el horizonte, la alegría nos desborda, nos abrazamos y nos hacemos alguna foto. Recogemos el material y disfrutamos con las vistas aunque la luz se va difuminando y las sombras son cada vez más largas.
Creo que es el momento perfecto, las sacamos, las miramos con cara de perro hambriento, nos las repartimos y le hincamos el diente como si lleváramos sin comer días. Son castañas, nuestras castañas, las castañas de la victoria y tal vez por ellas, por el placer de degustarlas aquí arriba, se nos ha concedido el honor de superar esta tapia, pero eso nunca lo sabremos y simplemente están buenísimas hasta con pelusilla.
Nos damos cuenta de que la noche ya la tenemos encima y solo llevamos una linterna, así que comenzamos el descenso sin saber muy bien por donde debemos pisar.
El descenso se convierte en una aventura más peligrosa de lo que pensábamos, abajo esperan todos los compañeros que hoy han subido con nosotros, nos hacen señales con sus linterna y nos hablan.
Después de una hora de resbaloso descenso nos reunimos todos a pie de carretera, la noche nos envuelve pero estamos muy contentos y la alegría nos desborda. Así que para celebrarlo nos dirigimos al pueblo y brindamos por la conquista, eso sí con cerveza como todos los del gremio.
8.10.2003 Vilanova de Meia
La ressenya se puede consultar en ressenya.net