Via Camel, Vilanova de Meià

Esta piada la escribí hace ya unos tres años. Me emocioné bastante cuando conseguimos acabar la via Camel (V) en la Roca dels Arcs, Vilanova de Meià. Tengo muy buenos recuerdos de esta escalada. foto: roca dels Arcs

Honor y gloria.
He aquí las dos palabras que estuvieron presentes durante más de cinco horas en nuestras mentes. No fueron las únicas que pasearon por nuestras cabezas: miedo, incertidumbre, caída, péndulo, rapel, agua, frío, comida y muchas más que también deambularon por nuestros pensamientos, pero sólo una fue muy importante por su significado y por su valor y la tuvimos muy presente durante toda la escala: ¡castañas de la victoria!
Hoy el C.E.S.B. celebra como cada año la castañada en Vilanova de Meià, con actividades varias el sábado y el domingo. Para esta celebración se suelen reunir más de treinta personas. Algunos, entre ellos yo, sólo subimos a pasar el día.
Practicaremos la escalada deportiva y conoceremos la zona.
Partimos de Sant Boi un poco tarde a causa de los rezagados (rezagado: persona o personaje que le duele mucho, pero mucho tener que madrugar o en su defecto, persona o personaje que no le cambia la pila al despertador. La segunda opción la suele aplicar el rezagado a gente muy crédula).
Nos hemos juntado un buen grupo. Desayunamos en Ponts y continuamos hacia nuestro destino, el día se levanta cubierto con bastantes zonas con niebla.
Sobre las 11:30 h. Aparece ante nosotros el pueblo de Vilanova de Meia con su majestuosa ROCA DELS ARCS como telón de fondo. Cogemos la carretera que se adentra por un estrecho a la derecha de la ROCA DELS ARCS. La zona esta repleta de escaladores deportivos, clásicos y de artifo.
A las 12 h. Ya estamos todos en el arcén de la carretera con todos los bártulos sobre la espalda. Pero un golpe del destino ha hecho que lo que hoy iba a ser un apacible y divertido día de escalada deportiva se haya convertido en toda una aventura.
David, Jordi y yo nos encontramos media hora después ante la base de la Roca dels Arcs y más concretamente al pie de la Via Camel.
Comenzamos el ritual de equiparnos: arnés, casco, hierros variados y por ultimo los pies de gato. Llevamos un par de buenas mochilas a la espalda, tal vez demasiado exageradas, pero todo lo que cargamos creemos que es lo imprescindible.
Por supuesto, el cabeza de cordada es Jordi, el único de los tres con la suficiente experiencia para acometer tal empresa.
El primer largo se sucede por una placa con multitud de fisuras y grietas horizontales, con un ultimo paso antes de la reunión un poquito más técnico, ya que un pequeño resalte de la roca empuja tu cuerpo hacia el vacío.
Hace rato que luce el sol y la temperatura es agradable. Nos reunimos los tres en la primera reunión sobre una gran repisa y comentamos los primeros metros.
Ahora continuamos por la izquierda de un diedro para unos pocos metros más arriba salir a la derecha de este. Al salir me encuentro con tres buriles oxidados, supuestamente la segunda reunión, que Jordi se ha saltado por su terrible aspecto inseguro, así que continuo ascendiendo pero levemente flanqueando por unas lastras afiladas que parecen no querer aguantar mi peso. David va delante de mí. Yo atrás, voy recogiendo el material: expreses y algún friend colocado con la sabiduría que requiere la operación. Llegamos a la segunda reunión, bajo un techo, alli nos espera Jordi.
Estamos en otra repisa, ancha y confortable. Al mirar abajo me doy cuenta de los metros que hemos ascendido, el suelo ya es un vago recuerdo.
Estos dos primeros largos han discurrido por la izquierda de una verruga que aflora de la pared para que unos metros antes de su final nos encaramáramos sobre ella para reunirnos en su parte más alta.
Estamos contentos, las fuerzas al completo y el día nos acompaña.
A la derecha de nuestra vía se encuentra una cordada de deportivos.
Se encuentran haciendo una vía de 6a llamada A DONDE VAS VICENTE. Da miedo ver como progresan por la pared y más todavía sin llevar si quiera casco.
Jordi continua, le deseamos suerte y parte hacia lo incierto, nosotros solo podemos asegurarle. Comienza con un flanqueo a la derecha de la reunión para superar el techo que tenemos ante nosotros, después comienza a ascender y desparece. Al rato nos avisa de reunión y partimos para reunirnos con el.
El flanqueo me coloca ante un abismo vertical. Una vez aquí hay que trepar por una placa vertical pero surcada por muchas grietas, para después flanquear a la izquierda, en dirección a la siguiente reunión. Es en este flanqueo donde peor lo voy a pasar, el solo echo de pensar en un péndulo me bloquea el cuerpo y cada paso que doy se convierte en algo muy inseguro, pero a pesar del miedo y la inseguridad consigo reunirme con mis compañeros.
Comenzamos a estar cansados, sobretodo de brazos. El día parece comenzar a taparse y ha bajado la temperatura. David y yo estamos eufóricos, Jordi se mantiene concentrado, sereno e imperturbable, ahora viene el paso de más grado de toda la vía.
Esta reunión es ya otra cosa, debemos de estar en pie sobre una pequeña repisa, la comodidad ya no esta presente. Jordi recupera todos los hierros y se dispone a partir. Sobre la reunión tenemos el paso más técnico, catalogado en V grado, después de tantos metros no sabremos como reaccionará nuestro cuerpo al cansancio.
Abajo observamos la carretera por donde hace unas horas circulábamos, desde aquí parece un pequeño trazo negro en el fondo del valle.
En nuestras cabezas solo hay una posible salida o escape de la vía y esa es: ¡hacia arriba!
Jordi afronta el paso con decisión, se lanza a por todas y sin más lo supera. En ese justo momento unas leves gotas caen del cielo. Tenemos la sensación de que esta pared quiera forzar nuestra retirada asustándonos con agua.
Jordi ha colocado unos estribos en el paso clave para que nos sirvan de ayuda. David pasa, me toca. Me lanzo hacia arriba, ha dejado de gotear y eso nos tranquiliza bastante. Me encaramo a los estribos y se me hace muy difícil salir de ellos para poder recuperarlos, así que después de varios intentos con resbalón incluido, he de forzar el paso en libre.
Ya estamos bastante cansados y un simple paso de V se multiplica en dificultad a estas alturas. La última reunión es muy cómoda, a partir de aquí ya solo nos espera un paseo hasta arriba.
Llegamos al final de la pared cuando el sol acaba de esconderse tras el horizonte, la alegría nos desborda, nos abrazamos y nos hacemos alguna foto. Recogemos el material y disfrutamos con las vistas aunque la luz se va difuminando y las sombras son cada vez más largas.
Creo que es el momento perfecto, las sacamos, las miramos con cara de perro hambriento, nos las repartimos y le hincamos el diente como si lleváramos sin comer días. Son castañas, nuestras castañas, las castañas de la victoria y tal vez por ellas, por el placer de degustarlas aquí arriba, se nos ha concedido el honor de superar esta tapia, pero eso nunca lo sabremos y simplemente están buenísimas hasta con pelusilla.
Nos damos cuenta de que la noche ya la tenemos encima y solo llevamos una linterna, así que comenzamos el descenso sin saber muy bien por donde debemos pisar.
El descenso se convierte en una aventura más peligrosa de lo que pensábamos, abajo esperan todos los compañeros que hoy han subido con nosotros, nos hacen señales con sus linterna y nos hablan.
Después de una hora de resbaloso descenso nos reunimos todos a pie de carretera, la noche nos envuelve pero estamos muy contentos y la alegría nos desborda. Así que para celebrarlo nos dirigimos al pueblo y brindamos por la conquista, eso sí con cerveza como todos los del gremio.

8.10.2003 Vilanova de Meia


La ressenya se puede consultar en ressenya.net

TUC DE MÜLLERES 3010 M.

3.5.2003
o Ospitau de Vielha 1650 m. 13:20 h.
o Refugi de Mülleres 2360 m. 17:20 h.



Són les vuit i marxem en dos cotxes cap al Ospitau de Vielha a la Ribagorça. En el primer cotxe viatgen el David, la Neus i el Papi. Al segon el Xavi, la Cristina, el Jordi i el Ivan.
Cap a la una del migdia ja estem al Ospitau de Vielha (1650 m.). La Botifarra que hem esmorzat ens a passat factura durant tota la meitat del viatge, massa oli del “extra verge summun”.
Ens canviem i comencem a caminar cap a la 13:20 h. El dia es radiant, amb un sol esplèndid.
Comencem a caminar per la Pleta de Mülleres. El camí es ample i fressat, ¡ja es nota la primavera!, les flors adornen tots els racons i l’aigua, procedent del desglaç, flueix i brolla per tot arreu. Creuem el riu de Mülleres diverses vegades, saltant de pedra en pedra i patint per no caure a l’aigua amb tots els trastos.
A l’horitzó els cims ja ens esperen amb les seves neus que encara aguanten l’atac del sol, persistent i diari.
Comencem a trepitjar neu, el grup es solidaritza amb les meves botes i els meus peus i decidim de variar la traça ja oberta, per trepitjar la mínima neu possible, ¡¡salvat!!
Arriben a la Pleta Naua, on es suposa que hi ha una cabana i una font......, ni rastre. Ja son poques les roques que afloren per sota la neu. Caminem un rere l’altre, trepitjant cadascun la petjada que deixa el company de davant. La neu es molt humida i el sol no para d’atacar-la amb els seus raigs.
Cap a les quatre parem a dinar en unes roques. L’entrepà de formatge aquí dalt es un delicatessem. Les vistes son indescriptibles, el massís dels Bessiberris sens mostra desafiant amb tota la seva cresta, es preciós. Alguna marmota es creua al nostre camí, suposo que per saludar-nos, no veuran a molta gent per aquestes contrades.
De sobte diu la Neus: ¡¡allà baix puja més gent, ens hem de fotre canya per agafar puesto al refugi!! Dit i fet, amb l’estómac ple i sense reposar el menjar, ens carreguem les motxilles i arrenquem fotent espurnes. Portem tendes, però si es pot dormirem al refugi.
Cap a les 17:20 h. Arribem al refugi de Mülleres (2360 m.), no hi ha ningú. La ferum que fot a dins d’aquesta llauna es asfixiant. El refugi es troba mig enterrat a la neu i l’interior d’aquest no passaria una inspecció de sanitat.
Després d’una votació conjunta decidim de que es millor aguantar la nit a dins del refugi, que muntar la tenda i arriscar-nos a passar fred. Aquest refugi sembla una caseta dels treballadors d’obres públiques.
Preparem el catre i sortim a fora a prendre el sol. S’està de conya, fem bromes i ens ho passem d’allò mes be. “Que momentos” que diria el nostre heroi el David Papiol.
Arriben els que pujaven a la llunyania, son cinc catalans i amb aquestos ja hem omplert totes les places, 12.
Cap a les 19:30 h. ja estem sopant, alguns sense cap gana. El sol comença a desaparèixer per l’horitzó i les ombres s’allarguen. Al fons el massís dels Bessiberris encara continua il·luminat, com si fos un privilegiat.
Després de sopar fem la xerradeta i també petem de riure una bona estona. Cap a les nou el personal ja te ganes d’esmunyir-se al sac.
Ara mateix mentre estic dins del meu sac, fotent aquestes línies i escoltant les respiracions profundes dels que ja dormen m’acabo de donar un bon ensurt. Acaben d’arribar una parella de francesos buscant “le somiere” però en vistes de “l’aforo” li fem entendre que “xicotet ¡¡¡cuerpo a tierra!! o duermes en la nieve”
Demà ens llevarem a les 05:00 h. i cap al Tuc de Mülleres

4.5.2003
o Refugi Tuc de Mülleres 2360 m. 07:00 h.
o Coret de Mülleres 2936 m.
o Tuc de Mülleres 3010 m. 09:15 h.
o Refugi de Mülleres 2360 m.
Ospitau de Vielha 1650 m. 14:00 h.

El soroll del Papi saltant de la llitera per sortir a pixar, ens desperta a uns quants. Son les 05:30 h. aquesta nit han estat pocs els afortunats que han pogut dormir. Tota la nit ens ha acompanyat un soroll constant de sacs en moviment. A més els francesos d’ahir ens vam fer experimentar la hipoxia (manca d’oxigen al cervell)a només 2000 metres. Van tancar hermèticament el refugi (amb la porta exterior) i només en trenta minuts la gent ja saltava de les lliteres per despresuritzar el refugi.
A les set ens posem en marxa, la neu es dura però no fa molt de fred. Parem per buscar un lloc on amagar el material i no carregar-ho fins al cim. En un forat que hi ha apartat del camí, entre roca i neu, deixem tendes, sacs, aïllants i alguna cosa més. Triguem mitja hora.
Omplim les cantimplores d’aigua que regalima de les roques, utilitzant una depurada tècnica.
La pujada es fa monòtona, aprofitem les petjades dels dies anteriors com a graons, la veritat es que van de conya.

Davant nostre el Tuc de Mülleres , que des d‘aquí no es més que una muralla de la qual no destaca cap vèrtex. El camí s’enfila i es dirigeix cap a la dreta de la muralla buscant el Coret de Mülleres (2.936 m.).
Les rampes ara son més pronunciades , una relliscada aquí amb neu dura podria ser perillosa. El sol ja fa estona que llueix i la neu que fa poc era dura, es transforma en una mena de fang blanquinós. Al arribar al Coret de Mülleres ens quedem bocabadats, sense parla, davant nostre s’alça majestuós tot el massís de la Maladeta amb el monarca Aneto com a vèrtex insigne. Aquest collet es meravellós, la cresta continua ara cap a l’esquerra, sense cap dificultat, ja tenim molt a la vora el cim.
Cap a la nostra dreta, s’alça el Cap deth Horo (2969 m.), pocs metres ens separen del seu cim. Continuant l’aresta es divisa la Forcanada, el Pedraforca pirinenc.Ens reunim tots al Coret i continuem la marxa cap al cim. En 15 minuts escassos ja som al punt culminant, el Tuc de Mülleres (3010 m.) son les 9:15 h. Primer trobem una gran fita de pedres , però això no es el cim, uns metres mes enllà descobrim una creu que ens indica el cim. Ens felicitem tots i ho celebrem amb unes quantes fotos. Quin dia més esplèndid que fa!!! Les vistes són acollonants, en ordre de dreta a esquerra podem admirar, els Bessiberris, cims d’Aigüestortes, la Pica d’Estats, Cap deth Horo i Forcanada, Massís de la Maladeta (a tocar de mà), Pics de Ballhivierna i molts més cims que per ignorància o per falta d’informació, no vam pogué reconèixer. Des d’aquí es pot veure tota la Vall de Mülleres amb el marcat nivell de les neus i al final de tot la boca sud del túnel de Vielha.
Descansem una estona i comencem la baixada, però ara fins al cotxe. El sol ens castiga com mai i la neu es troba molt humida. La tècnica del “Culenwagen” (baixada de cul) s’imposa en quasi tots els membres del grup. La velocitat de descens s’augmenta. El Papiol quasi ens dona un bon ensurt, a punt de caure per un desnivell.
Arribem en un tres i no res al puesto on hem amagat l’equip. El recuperem i continuem cap al refugi. Al costat del refugi, sobre les roques, fem una paradeta, aprofitem per canviar-nos de roba mullada i per menjar alguna cosa, també guardem els crampons. Ens recremen sota el sol i continuem la marxa, aquesta vegada descendint pel marge dret de la vall, on hi ha molta neu. Les petjades que ja estan des de fa dies son profundes. Arribem al llit del riu, suposadament corre sota la neu als nostres peus.Deixem enrere la cota de neu i ara fem el mateix camí que l’endemà. Avui sembla que el riu porta molta més aigua, la forta calor te alguna cosa a veure. A les 14:00 h. arribem al Ospitau de Vielha. Des d’aquí es divisa al fons de la vall, el cim. Ens ho hem passat de conya i hem rigut com mai. Aquest tresmil es un dels més fàcils, amb unes vistes impressionants. Aquest es el meu quart tresmil.

Ascensión al Monte Perdido 3355m

VIERNES 18 DE ABRIL DE 2002
Son las 02:00 AM. Hemos quedado en casa de David y Neus, ¡Vaya madrugones que nos pegamos! Allí estamos todos sin falta: Juanjo, Ricard, Neus, David, David Papiol y yo. Apenas hemos dormido dos horas y ya estamos listos para las vacaciones de esta semana santa. Después de cuatro horas de conducción nocturna llegamos a nuestro destino: Torla (1030 m.) Ultimo núcleo habitado antes de entrar en el famoso valle de Ordesa, en el Parque Nacional de Ordesa i Monte Perdido. Este año queremos intentar diversas ascensiones por la zona, si la nieve y la meteorología nos lo permite, cosa que parece un poco difícil ya que las predicciones auguran mal tiempo.
Cargamos con nuestras pesadas mochilas hasta la estación de autobuses, son las 6:30 h de la mañana, y cogemos el autobús que por 3 € (ida y vuelta) nos deja en la Pradera de Ordesa (1320 m.), a 6 kilómetros de Torla. Somos de los primeros en llegar a este lugar. Son las 7:00 de la mañana. Comenzamos a ascender por el camino, ancho y cómodo, entre bosque y pequeños riachuelos que bajan de las cumbres. Según las indicaciones, hasta el refugio de Góriz, hay cuatro horas de caminata. Nos llevamos una sorpresa al ver
tan poca nieve por este gigantesco valle, tan solo algunas lenguas de aludes, que se resisten a convertirse en agua. No hace frío, el camino es ancho y la ascensión es moderada, el día despunta con sol.
El río Arazas ruge a nuestro lado y nos muestra su fuerza al precipitar sus aguas en impresionantes cascadas, digno de admirar.
Al mirar atrás, descubrimos, el Tozal de Mallo (2254 m.) y su impresionante pared, mito y leyenda de escaladas y escaladores. El camino se agradece, las rampas no son muy pronunciadas y con tantos kilos a la espalda, eso es algo muy importante.
De repente a Juanjo le empiezan a molestar las botas, hasta el punto en que las ampollas hacen acto de presencia en los talones y convierten cada paso en un suplicio.
Por acuerdo común, Juanjo y yo nos damos la vuelta y volvemos a la Pradera de Ordesa para volver a coger el autobús que nos deja en Torla y así poder cambiarse las botas por otras de trekking, que casualmente trae.
Con el resto del equipo hemos quedado en el refugio de Góriz.
En el camino de vuelta a la Pradera de Ordesa nos hemos dado cuenta de lo importante que es turísticamente el Valle de Ordesa, ríos de personas suben por el camino con la intención de admirar las maravillas de este valle.
Somos los únicos que cogemos el autobús en dirección al pueblo, en cambio los autobuses que llegan, descargan a decenas de personas con sus mochilas, sus bambas y alguna que otra gorrita.
En Torla, Juanjo se cambia, y volvemos a la estación de autobuses, que se encuentra infestada de domingueros. La cola para volver a coger el bus es, (a ojímetro) de mínimo una hora. Para nuestro asombro una empleada nos informa de que el servicio de autobuses se encuentra paralizado hasta las tres del mediodía por cupo en el número de visitantes, unos 1.800¡¡la leche!!
¡¡Subimos andando!!, son las 12:15h. decidimos que mejor que esperar hasta las tres, más hacer la cola correspondiente es mejor subir hasta la Pradera de Ordesa por el GR-11. este tramo de GR es muy bonito y también bastante transitado, discurre por la vertiente opuesta a la carretera. En nuestro camino se pueden admirar diversas cascadas, espectaculares por su belleza, con nombre propio como la cascada de Tamborotera.
Llegamos a la Pradera de Ordesa sobre las 14:15h. Descansamos para comer algo, tumbados en la hierba tan estética que crece en este prado. El ir y venir de gente, excursionistas y montañeros es constante. Ya estamos bastante cansados y todavía nos queda por caminar el inmenso valle de Ordesa, subir por las clavijas de Soaso y de allí llegar al Refugio con la infernal mochila a la espalda. Ahora nos encontramos donde esta mañana a las siete, son las 14:30h.
Continuamos nuestro camino y rehacemos todo el camino deshecho esta mañana. Llegamos al hayedo y lo cruzamos. Es increíble los cientos de personas que nos cruzamos, jamás había visto tanta gente en un camino de montaña. La única comparación que se puede aplicar a esta masificación es la de un día de campaña navideña en Portal de l’Angel ¡¡¡Imaginaos!!!
Llegamos a las gradas de Soaso, saltos de agua escalonados muy estéticos y como no infestados de turistas, fotógrafos, etc. Esta mochila es una tortura, llevamos muchas horas con ella a las espaldas. Al llegar al circo de Soaso, se percibe la inmensidad de este lugar, inmensos paredones cierran este valle de origen glaciar. Caminamos por las praderas, antes de llegar a la cola de caballo. Llegamos a la cola de caballo (1750 m.) exhaustos. Es simplemente espectacular. Los turistas la fotografían desde todos los ángulos posibles. La verdad es que no podemos pararnos a admirarla, nos preocupa llegar al refugio. Llegamos a la base de las clavijas de Soaso y las superamos sin mayor dificultad. Son divertidas, apenas 30 metros y ya estamos sobre una de las fajas que cierran el circo de Soaso. Comienza el dominio de las nieves.
Llegamos al refugio de Góriz (2200 m.) a las 19:30h. Exhaustos, cansados, sin fuerzas, ¡¡muy mal!! Nos reencontramos con nuestros compañeros, vienen a aliviarnos de nuestro peso y se alegran de vernos. Pensaban que ya no íbamos a subir y Papiol se estaba preparando un vivac al más puro estilo Gastón Rebuffat.
Mientras David y Papiol montan nuestra tienda, Juanjo y yo tan solo tenemos fuerzas para observarles. Estoy muy cansado y débil y tan solo tengo ganas de meterme en el saco. Observo el refugio, no es gran cosa. A nuestro alrededor hay diversas tiendas montadas. Todo esta cubierto de nieve, es la primera vez que vamos a dormir sobre ella. Comienza a apretar el frío, el sol ya se esconde detrás de las cumbres, miro hacia las tres Sorores (Cilindro, Monte Perdido y Soumd de Ramond o Añisclo) no me impresionan tanto, será la ultima vez que las vea.
Juanjo esta muy cansado. En cuanto esta la tienda montada, nos escurrimos a toda velocidad dentro del saco y comenzamos a entrar en calor, comenzaba a no sentir los dedos de los pies. El resto del grupo charla afuera y se prepara para cenar. Me duelen la punta de los dedos, buena señal comienzan a entrar en calor. Cenamos como buenamente podemos, a Juanjo no le entra ni un sopistant, estamos muy, muy cansados. Pocas veces he tenido esta sensación de no tener fuerzas ni para mover un dedo, esta maldita mochila tiene en gran parte la culpa. La sensación de retirada me invade, mañana cuando nos levantemos, ¡bajaremos! Estoy convencido. Hoy ha sido un día muy duro y mañana no podré continuar. Todavía queda luz cuando nos escurrimos en los sacos para dormir. Hemos acordado de no madrugar, ya que mañana se presagia mal tiempo. Cuando lo veamos con nuestros propios ojos, decidiremos.

SABADO 19, ABRIL DE 2003
He dormido como un lirón. Son las 7:30h. Hemos compartido tienda Papiol, Juanjo y yo. En la otra David, Neus y Ricard. Los sacos están mojados a causa de la condensación. Salimos al exterior, hace frío y las nubes envuelven las cimas. En la puerta del refugio hay mucha gente preparándose para partir hacia el Monte Perdido.
De repente nos animamos, me encuentro como nuevo y ahora que estoy aquí no pienso bajar sin intentarlo, a pesar de lo tarde que es y del tiempo que hace, vamos a probar suerte con el Monte Perdido. Juanjo esta agotado y decide quedarse en la tienda. Desayunamos rápidos, nos preparamos, visitamos el agradable y aromático lavabo del refugio más visitado del Pirineo y partimos hacia arriba. Son las 8:45h. Un poco tarde pero aquí estamos. Papi se ha puesto impaciente y ha salido 20 minutos antes que nosotros.
Comenzamos a ascender por la ladera nevada, siguiendo la traza de los muchos montañeros que ya han pasado por aquí. Las nubes, que cubren todas las cumbres, bajan de vez en cuando a envolvernos y taparnos a la vista el camino a seguir.
Caminamos supuestamente por el barranco de Góriz, por su parte derecha, junto a murallas de roca vertical con algún que otro témpano de hielo aferrado en sus oquedades. La ascensión se convierte en una superación de fajas o resaltes: una rampa empinada, un llano, otra rampa empinada, otro llano.
No somos los únicos que ascienden tan tarde.
Cada vez se hace notar más el cansancio, creo que básicamente por la altura. El paso es firme y constante, la nieve no esta en muy buenas condiciones, un poco podrida.
Mientras ascendemos tomo una decisión. Hoy volveremos a casa, así que debo darme prisa.
Comienzo a estar muy cansado, estoy pagando el esfuerzo de ayer. David, Neus y Ricard paran a comer algo, yo decido seguir.
De repente, tras superar una faja, me encuentro frente a mí el pequeño Lago Helado (2980 m.) apenas aprecio las murallas del otro lado, las nubes lo cubren todo. A partir de aquí me equipo: piolet y crampones.
Ahora la traza en la nieve gira a la derecha y asciende por una especie de arista. Lo que más me preocupa es la Escupidera, el punto negro de accidentes en el Pirineo. Un resbalón aquí te escupe hacia el vacío.
La visibilidad es pésima, apenas veo unos metros del paisaje que me envuelve. El camino se comienza a empinar considerablemente, a mi izquierda se puede intuir, entre la nieve y la niebla, una muralla rocosa. La subida se convierte en durísima y muy fatigosa, la inclinación de la pendiente es muy acentuada. Me encuentro muy cansado, apenas camino tres pasos y he de pararme a respirar profundamente. Desde el lago helado no me he cruzado con nadie y estoy solo entre la niebla.
De repente veo venir a cuatro personas. Justo en el momento en que la muralla de mi izquierda parece desaparecer y llego a un llano, me cruzo con ellos:
-Buenos días, ¿falta mucho para la escupidera?- pregunto a los cuatro montañeros
-Pues precisamente la acabas de pasar chavalote, estas en la antecima del Perdido, te faltan apenas unos metros- me explica uno de ellos con un acentillo de Bilbao bastante cerrado.
Un alivio y alegría me invaden a la vez, ya estoy casi y he pasado la escupidera sin percatarme de ello. Continuo el camino, los pocos metros que me separan de la cumbre se me hacen durísimos. Vislumbro siluetas, arriba, entre la niebla, una de ellos seguro que es el Papi. Lo llamo pero no obtengo respuesta alguna, así que continuo caminando mis últimos metros.
¡¡Por fin estoy arriba!! Monte Perdido (3355 m.) son las 12:35h. Papi ni se ha dado cuenta de quien acaba de llegar. Cuando me reconoce, salta de alegría.
-Pensaba que ya no ibais a subir, con el mal tiempo que hace- dice el canalla.
No se ve nada, las nubes nos envuelven completamente, es una lástima llegar hasta aquí para no poder disfrutar de los paisajes.
Nos fotografiamos, descansamos unos instantes y en vista de que el segundo equipo (David, Neus y Ricard) no asoma la cabeza por la cumbre, decidimos bajar a todo trapo.
Me interesa llegar cuanto antes a la tienda, para desmontar y poder bajar hoy, Juanjo no parecía encontrarse muy bien.
A mitad de la escupidera me encuentro con ellos. Están muy, muy cansados y quieren que los esperemos a que suban para volver juntos. Yo continuo bajando, si no desmonto pronto será demasiado tarde para bajar. Papiol los espera en el lago helado.
Cuando nos despedimos, la niebla se encuentra bastante cerrada y comienza a nevar levemente. Bajo la escupidera a toda velocidad hasta el lago helado, y de aquí comienzo a bajar fajas hasta el refugio. Bajo solo, me encuentro con algún grupo de montañeros descansando y comiendo.
Sobre las 13:50h llego al refugio de Góriz. Juanjo está descansando dentro de la tienda.
- ¿Ya vuelves? Me pregunta
- Sí y con el Perdido en el bolsillo, le respondo
Desmontamos nuestras cosas y preparamos las mochilas para el descenso. Afuera el tiempo no mejora. Al rato escuchamos llegar al equipo junto con Papi.
Ante mi gran asombro David me explica que no han podido hacer cumbre. Al salir de la escupidera, cuando ya sólo les faltaban unos metros la niebla se ha transformado en muy densa y ha comenzado a nevar con violencia. Al ver que la huella estaba quedando cubierta por la nieve, han preferido desistir y bajar a toda velocidad, en fin una lástima.
Nos tomamos unas birras y refrescos en el refugio, que por cierto está saturado de montañeros, nos despedimos y Juanjo y yo bajamos a toda prisa hacia la pradera de Ordesa.
A los pocos minutos de comenzar el descenso una leve lluvia hace acto de presencia y nos acompañara hasta la pradera. Llegamos a la pradera calados hasta los huesos sobre las 19:00h. Cargamos las mochilas en el bus y nos relajamos en los asientos, ha sido un día muy duro.
Sobre las 12.00h estamos en casa. Después de cuatro horas de conducción y una muy larga y dura jornada montañera.
El Monte Perdido ha sido la montaña más dura que he hecho nunca, pero a pesar del gran esfuerzo que me ha supuesto conquistarla y los pocos paisajes que he podido admirar, creo que para mí ha sido una montaña bella y que me costará olvidar esta cumbre, a pesar de no tener visibilidad a más de 10 metros.
Mi tercer tresmil (todavía un poco novato) es el tercer pico en altura de los Pirineos, curiosa casualidad.